A veces piensa: ¿no sería mejor haberse quedado allí? Nunca sabrá la respuesta.
Mira las cuatro paredes que le rodean cada noche desde que tiene uso de conciencia y se da cuenta de cuánto ha dejado atrás. Cierto es, que mucho de eso la hacía infeliz, pero con otro tanto era la niña con la sonrisa más sincera vista nunca en la cara de una persona.
Y así es, una niña, era exactamente eso. Puede que sea eso lo que echa de menos. La sencillez e inocencia de todos los momentos vividos se han ido desvaneciendo con el tiempo, sin embargo han llegado la responsabilidad, la madurez y la experiencia.
Ella lo sabe, nunca podrá dejar de ser esa niña; aunque las situaciones que le toquen vivir la fuercen a ser más mujer que nunca.
Una pequeña mentirosa
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