martes, 21 de febrero de 2012

Cinco

No es que nunca le hubiese importado, simplemente no le había prestado la suficiente atención, sentía indiferencia hacia ello. Pero hoy se da cuenta, ve que es perfecto, que no podría haber uno mejor.
Ha encontrado la receta que tanto tiempo andaba buscando y ya sabe qué era lo que fallaba en la antigua receta: la falta de equilibrio.

Necesitaba la misma cantidad de todo, pero no una cantidad equitativa cualquiera de todos los ingredientes, era necesario un número preciso; y lo encontró. Con cinco trocitos de cariño, cinco pizcas de roce, cinco cucharaditas de sonrisas y cinco mijillas de ilusión podía construir toda una vida en sueño, en un sueño que se ha convertido en realidad.

Por eso hoy se ha fijado en que el número cinco es tan perfecto, aunque le sigue encantando el ocho, pero el cinco tiene ese algo especial, ese algo que le ha hecho recuperar esas ganas de luchar a pesar de los inconvenientes, el que la ha hecho sentirse nueva y viva por dentro y por fuera. Ese cinco le ha dado esperanzas para creer que en cualquier momento va a ser capaz de empezar desde un punto muerto, del que creía que no había salida posible.

Y sólo me ha pedido una cosa hoy, esta noche me ha dicho que debe gritarle a los ocho vientos un GRACIAS enorme para ese fantástico cinco, porque es impredecible, dulce e imperfectamente perfecto.

Una pequeña mentirosa