sábado, 22 de octubre de 2016

Ilusamente feliz

Si se cobrara por el odio gratuito, si la violencia verbal fuese recompensada, si la falta de respeto y educación estuvieran entre las actividades mejor pagadas de esta sociedad, ella conoce a más de una persona que sería millonaria. 

Parece ser que hoy en día a la gente le resulta complicado hacer sus vidas sin entrometerse en la de los demás, y no sólo entrometerse sino cerciorarse públicamente del daño causado. Es triste, pues una pierde la fe en la humanidad que, no hace falta ni decirlo, ya era poca. 

Puede que la llamen ilusa por ello y no le importa, pues la han llamado así por tantas cosas a lo largo de su vida que por una más no le hará más daño, o sí.
Ilusa por creer que algún día se encontrará en un entorno (cercano, porque sabe distinguir entre ilusión y utopía) libre de desprecios, de envidias insanas, de dañar por malicia e insultar con la mirada. Ilusa por pensar que algún día la razón le será dada por la persona adecuada (porque los de siempre, como el propio concepto indica, ya lo hacen) y que no será tratada como una loca ilógicamente histriónica. Ilusa por imaginar que se puede opinar sin criticar, que es posible vivir y dejar vivir, que todo es mucho más sencillo de lo que nos empeñamos en ver. 

Y será felizmente ilusa…
Ilusa por ilusionarse.


Una pequeña mentirosa