jueves, 12 de noviembre de 2015

El juego de las quince preguntas

Soy de las que cree que con las preguntas adecuadas se puede llegar a conocer a una persona mucho más rápido de lo que nos podamos imaginar. No soy de buscar preguntas (al menos no normalmente), sino que dejo que me encuentren, y una vez las tengo, ¿para qué guardármelas? 
A veces tenemos miedo a preguntar, cuando es la forma más natural, simple y bonita de interesarnos por algo o por alguien. Y yo pregunto, pregunto mucho, hablo mucho, interrumpo  mucho pero también escucho, y mucho.

No sé si será por eso que parezco libre y desinhibida, quién sabe, quizás sí. Pero recordemos que las apariencias engañan y me sorprende dar esa sensación cuando la mía es que estoy atada de pies y manos en muchos aspectos de mi vida, la mayoría de las veces porque soy yo misma la que cierra las esposas y luego se traga la llave.
Pero sí que es cierto que haga lo que haga siempre intento divertirme, y puede que esa locura espontánea e inesperada se confunda con la libertad y la desinhibición, o quizás tenga un poco de todo, solo quizás. Y me resulta gracioso y a la vez fascinante que cuando pregunto siempre acabo respondiéndome dudas internas. Pienso mucho también, por si a caso no lo había dejado ver. 

Me lo tomo como un juego, uno con el que sólo juego con personas que realmente me importan y creo que pueden aportarme algo. Son quince preguntas que pueden parecer simples, estúpidas, sin sentido ni relación entre ellas, pero a mí me han dado mucha más información de la que me esperaba en diversas ocasiones.

Así que, por qué no preguntárselas a ella, que llevo (y llevamos) demasiado tiempo sin saber nada de lo que le ocurre. ¿Qué mejor que ir a la base y jugar juntos un rato?

1. ¿Carbonara o boloñesa? "Carbonara, sin lugar a dudas."
2. ¿Puerta abierta o cerrada? "Depende del sitio, el momento y la persona."
3. ¿Mar o montaña? "¿Tengo que elegir?"
4. ¿Frío o calor? "Adoro las capas, creo que con eso lo digo todo."
5. ¿Pueblo o ciudad? "Siempre he tenido los dos, y uno de ellos, no siempre el mismo, lo necesito para evadirme de todo."
6. ¿Luz encendida o apagada? "Apagada sólo y exclusivamente para dormir y ver películas de terror."
7. ¿Blanco o negro? "Negro, siempre."
8. ¿Primavera u otoño? "No se puede elegir entre tus dos estaciones favoritas del año."
9. ¿Vodka o ron? "No me preguntes por qué, pero el ron es demasiado dulce para mí."
10. ¿Con o sin pijama? "¿Pijama? ¿Eso se come?"
11. ¿Dulce o salado? "Siempre salado, hasta que alguien me trae algo con mucho chocolate."
12. ¿Playa o piscina? "Piscina con el olor del mar y el sonido de sus olas, el sueño de mi vida."
13. ¿Ducha o bañera? "No toquemos ese tema, a los 12 años me quitaron la bañera y es el gran trauma de mi infancia."
14. ¿Cine o paseo? "De nuevo, no veo la necesidad de elegir."
15. ¿Música o silencio? "Todos podemos encontrar nuestro propio silencio cuando estamos rodeados de música."
La conversación duró horas, las respuestas fueron mucho más extensas que las que he sido autorizada a escribir, pero consiste en que vosotros la conozcáis a vuestra manera y que yo sólo os dé una pincelada de lo que os espera detrás de su apariencia. 

Aún así, hubo una respuesta que creo que es una información que deberíais tener, o al menos recordar; pues me pareció curiosa a la vez que graciosa, un punto muy importante en ella.

"Te voy a explicar una cosa, en este mundo hay tres tipos de personas: los que prefieren ir al cine porque no saben apreciar la magia de un buen paseo, los que deciden ir a pasear porque en el cine hacen cualquier cosa, entre ellas molestar, menos ver la película, y a los que el doble plan nos parece el mejor jamás planteado."

Una buena clasificación que todos deberíamos tener en cuenta, y que podríamos hacer con cualquier pregunta que nos planteáramos, según mi punto de vista.

Porque conocer a las personas no sólo es pasar el rato con ellas. Es interesarse, es hablar, escuchar, reír, soñar juntos (o separados y compartir los sueños soñados), es querer saber más de lo que incluso esa persona sabe de sí misma. Y si no quieres, se nota, y si se nota, vete a jugar con otro.

Una pequeña mentirosa